domingo, 27 de diciembre de 2009

El vacío...

Es curioso. Siempre que le dices a alguien que hace tiempo que no te sientes triste, y que crees que estás mejor, entonces caes otra vez.
No me quejo, porque prefiero sufrir a sentir felicidad, de hecho, cada día prefiero más sufrir que el anterior. Ya que no tengo nada más tangible que me lo recuerde, el sufrimiento en cambio sí me dice que estoy viva.

Sólo que... por qué este sufrimiento trae consigo el vacío...?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque es posible que nunca lea este comentario (pues la entrada es de hace bastante tiempo), no puedo sino estar de acuerdo con su afirmación. Comparto con usted esa recurrente caída cuando crees notar la mejoría, pero no estaría usted de acuerdo conmigo si afirmo que es como una invocación a esa espina que aún se remueve en lo más profundo de uno? ¿Acaso nos gusta torturarnos? En cualquier caso, nos devuelve a la realidad y el dolor y la sangre hacen palpable la vida en nuestro cuerpo. No creo que el sufrimiento nos vacíe, porque todo ese sentimiento es tan poderoso que deja el corazón henchido de grandeza, de significado. Me ha alegrado el día, sabiendo que no soy la única persona así. Dos almas hermanas que caminan solas por el mundo.