martes, 10 de febrero de 2009

La admiración de un tonel


INTRODUCCIÓN

Cuando oigo algo nuevo, siempre siento el impulso de mirarlo por todos sus ángulos, buscando el defecto, buscando el fallo, la incoherencia, aquello que pueda invalidarlo. Lo considero algo necesario en un mundo en que nos pueden vender cualquier cosa, pero esa cualidad escéptica que caracteriza a estas generaciones también es aquello que nos destruye.
Quienes somos si no podemos admirar algo? Una sincera admiración, una sonrisa incontenible, un entrañable idealizar, a veces es necesario, porque sino, estaríamos un poco más mustios de lo que ya estamos. A veces pienso: ojalá volvieramos a Platón, ojalá fueramos creyentes, pues tendríamos una roca en la que apoyarnos.

Pero por otro lado, para qué. Sigue habiendo personas dignas de admiración que no tuvieron que sucumbir ante sistemas especulativos idealistas o opios para el pueblo. No necesitas un sistema de valores, ya es bastante difícil ser coherente con un único valor. Pero en eso debemos centrar nuestras admiraciones, esas sanas curas para el sentimiento (que no para el espíritu). Con algo a lo que admirar, aligeramos esa especie de mochila escéptica que llevamos siempre con nosotros antes de salir a ver que hay en el mundo. Necesitamos mirar al mundo con unos ojos un poco más vidriosos, un poco más emocionados. Nuestros "ídolos" que yo prefiero llamar "ejemplos" nos emocionan y nos hacen sentir mejor, aunque no por ello los imitemos. Para mí, el consuelo que nos aporta es suficiente.
DIÓGENES DE SÍNOPE
"HASTA EL BRONCE ENVEJECE CON EL TIEMPO. PERO TU FAMA, DIÓGENES, PERVIVIRÁ ETERNAMENTE"

Nunca profundizas en un filósofo hasta que no tomas sus textos. en el caso de los antiguos. Diógenes de Sínope es el último que me ha conmovido, y que pasará a formar parte de las listas de hombres que han influido en mí, junto con Rasputín, Locke , Dostoievski y Terenci Moix.
Toda la vida de Diógenes fue una anécdota, un símbolo. su vida fue una muestra. Ni siquiera vivió para él, sino para demostrar algo. Y lo llaman cínico. Toda su vida se entregó a buscar un objetivo efímero: la impasibilidad. Imposible de conseguir a no ser que estés loco, pero él prefirió la locura a la esclavitud, pues es esclavo quien se deja llevar por los placeres, y es libre quien nada necesita.
Aunque su objetivo no me conmueva tanto, sí me emociona sus métodos: el esfuerzo. Un afán insuperable por superarse. El esfuerzo como forma de vida, como persecución de un fin. El esfuerzo como búsqueda de algo. Es la linterna con la que entontraremos al hombre libre.
Así, el esfuerzo para mí es el medio para, al conseguir algo, disfrutar con su contemplación y en ese sentido, sí ser un poco más libre. disfrutando con aquello que solo va contigo, pues "todo lo mio sólo lo llevo conmigo". Sólo me necesito a mí mismo para conseguir lo que deseo, aunque desee cosas materiales, aunque desee placer, aunque desee poder, aunque yo deseara ideales contrarios a los de Diógenes, sólo usaría este método para perseguirlos.





"Cuando tomaba el sol en el Craneo se plantó ante él Alejandro y le dijo: _Pideme lo que quieras. Y él contestó: _Quítate de en medio, me estás tapando el sol"

Porque en el fondo, Alejandro Magno si no hubiera sido él, hubiera deseado ser Diógenes, ya que éste poseía lo único que le faltaba a Alejandro: libertad