sábado, 27 de noviembre de 2010

Más allá de los sueños

¿Sabes cuando pequeñas cosas se hacen preciosas de madrugada?
¿Cuando no sabes describirlas porque es tanta su belleza?

Aquel sueño de los nenúfares, que volvió
Pinceladas impresionistas en tu muerte
Canivalismo en llanto
Páginas y páginas que atraviesan el tiempo
El dulce miedo
Unamuno
Y la soledad

Esos momentos en los que da igual lo que toques, todo emana sentimiento
Y en realidad, te das cuenta.
Eres tú el que emana sentimiento
Eres tú el que impregna de ese sentimiento los sueños, los colores, la tortura, las páginas, el miedo, el sentimiento trágico de la vida y a tu propio yo.
Y eres poderoso
Porque tu lo cambias todo
Con tu sentimiento

martes, 23 de noviembre de 2010

jueves, 18 de noviembre de 2010

Otra vez

Y de pronto, miedo
Paralizada
Otra vez, como aquella vez
No quiero aquella vez
No quiero otra vez
No quiero
Cuando piensas demasiado y sientes que todo se va por la borda
Cuando eres feliz

Tocaste el lápiz, y rodó hasta el suelo
Apagaste la lámpara
Oiste unos pasos fuera
Unos gritos
Desgarrados
Sucios sonidos, y sucias visiones
Sucia yo
Sucio nuestro pasado
Agua de fregar en el cubo.
Odio contenido, odio evaporado

Me miré al espejo y no vi nada
nada más que a mi
y la habitación se llenó de yo, y el yo de espejos
los espejos de polvo, y el polvo de olvido.
Lo guardé en un cajón, lo abrí el otro día
Lo volví a cerrar

domingo, 7 de noviembre de 2010

La cama

B. se levantó de madrugada. Sus pies descalzos recorrieron la madera. Sin ver ni oir, fue a la cocina, y cogió un cuchillo. Lo miró en la penumbra, y pasó su dedo por el filo. Lo apretó contra el con esa manera sádica que tenemos todos de dejarnos llevar.

Volvió a la habitación donde su amante dormía. Se sentó en la cama y le paso un dedo por el cuello. Le desordenó el pelo. Le destapó. Su torso lucía azulado bajo la luz del ya amanecer. B sonrió al pensar en su amado.

Y entonces, apretó el cuchillo contra su blanda piel. Apretó apretó y apretó. Con esa manera sádica que tenemos todos de dejarnos llevar. Hierro y sabor a sangre. Odio y sabor a hiel.

B. se acostó al lado de su amado, rodeada de toda aquella inmundicia. Le amaba más que nada en el mundo, pero él nunca supo que ella, en realidad, estaba hueca. Se envolvió en el último abrazo y se durmió para toda una eternidad

viernes, 5 de noviembre de 2010

Dejasteis de soñar con los buenos, cuya felicidad cayó en las palabras huecas
Dejasteis de soñar con los malos de la película, que te contaban bellas mentiras para ocultar todo lo que no sabían
Aún teníais pesadillas en cuyo retorcido argumento veías el vórtice del anhelo
Con el malo. Los malos.... Los ambiguos
Dejasteis de soñar con los buenos y con los malos

Pero no dejasteis de soñar