Bueno, ya he añadido una lista de blog. Después de unas cuantas quejas, que desoí sin ningún problema, me he decidido a añadir la lista.
Todo empezó con mi infructuosa primera búsqueda de la biblioteca Abraham Zacut. Después de mi angustiosa expedición a 20 grados y con abrigo, decidí irme a derecho como siempre, y descubrí el triángulo de las bermudas salmantino. Allí encontré todas las cosas que creí que eran un complot de la universidad, y que en realidad no existían: El palacio de congresos, ese restaurante árabe que estuve buscando desesperadamente el curso pasado, el comedor de peñuelas, que pensé que era un invento de la tribuna universitaria, una zona residencial (residencial he dicho!!) en Salamanca, y hasta la casa de Jaio ,a la que pensé que nunca conseguiría volver por mi propio pie.
Pero Zacut no aparecía. Corregido mi error, he estado allí esta mañana y lo que yo me imaginaba como un infierno donde un día cualquiera hay cola, y la gente se pega por los asientos, estaba bastante tranquilo. Me senté en una mesa que daba al abismo, Detrás de la mesa se acababa el suelo y se abría el precipicio hasta un piso por debajo. Y pensé: tira la botella, tírala tírala tírala tírala...
E ir hoy a Zacut ha suscitado mis dudas. ¿En qué le gana a Derecho? En cercanía. ¿Pero su fauna supera a la de derecho? En derecho están las putas, la chica que te mira fijamente (evita sentarte con ella), las goteras cuando llueve, los bibliotecarios si está lleno y buscas sitio pasan el brazo por una mesa y vacían las cosas en su carrito mágico para que te puedas sentar tu (aunque después del barrido te extraña que lo siguiente no sea sexo encima de la mesa), esos que colocan sus bolis paralelos entre sí y perpendiculares a los apuntes, y las discusiones por sitios robados, que te entretienen un buen rato si están lo suficientemente cerca y están lo suficientemente airados.
Seguiré investigando....
Todo empezó con mi infructuosa primera búsqueda de la biblioteca Abraham Zacut. Después de mi angustiosa expedición a 20 grados y con abrigo, decidí irme a derecho como siempre, y descubrí el triángulo de las bermudas salmantino. Allí encontré todas las cosas que creí que eran un complot de la universidad, y que en realidad no existían: El palacio de congresos, ese restaurante árabe que estuve buscando desesperadamente el curso pasado, el comedor de peñuelas, que pensé que era un invento de la tribuna universitaria, una zona residencial (residencial he dicho!!) en Salamanca, y hasta la casa de Jaio ,a la que pensé que nunca conseguiría volver por mi propio pie.
Pero Zacut no aparecía. Corregido mi error, he estado allí esta mañana y lo que yo me imaginaba como un infierno donde un día cualquiera hay cola, y la gente se pega por los asientos, estaba bastante tranquilo. Me senté en una mesa que daba al abismo, Detrás de la mesa se acababa el suelo y se abría el precipicio hasta un piso por debajo. Y pensé: tira la botella, tírala tírala tírala tírala...
E ir hoy a Zacut ha suscitado mis dudas. ¿En qué le gana a Derecho? En cercanía. ¿Pero su fauna supera a la de derecho? En derecho están las putas, la chica que te mira fijamente (evita sentarte con ella), las goteras cuando llueve, los bibliotecarios si está lleno y buscas sitio pasan el brazo por una mesa y vacían las cosas en su carrito mágico para que te puedas sentar tu (aunque después del barrido te extraña que lo siguiente no sea sexo encima de la mesa), esos que colocan sus bolis paralelos entre sí y perpendiculares a los apuntes, y las discusiones por sitios robados, que te entretienen un buen rato si están lo suficientemente cerca y están lo suficientemente airados.
Seguiré investigando....
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