lunes, 12 de julio de 2010

Un sueño que nunca tuve

Ortigueira es el sueño que nunca tuve. Ninguna explicación de otros me habría hecho entender lo que allí entendí, tenía que ir para entenderlo.
Es el sueño que nunca tuve, es algo que no sabía que quería.
Como mis sueños idílicos, yo nunca supe que me gustaría una vida sin artificios, sin aditivos ni conservantes, sin posturas y sin cinismo. Una vida sincera me parecía aburrida.
Quizá lo sea para más de 3 días, pero allí me sentí feliz. Vivir en tiendas, dormir cuando quieres, vestir como quieres, beber cuando quieres, la gente haciendo nudismo, los puestos de comida vegana al borde del camino... No había absolutamente ningún impedimento para vivir la vida que tu quisieras vivir.
Lo que menos me gusta del tipo de vida que llevo es que no puedes huir de las miradas, no puedes huir de las opiniones ajenas, el hecho de que camines por un campo de minas. En O. eso da igual. Eres lo que quieres hacer.
Aun me acabo de quitar la capa de roña y ya lo estoy echando de menos. Pero se que ese sueño no puede durar. Quizá sólo pueda confinarse en unos días al año. Pronto acabaría echando de menos el cinismo, y las duchas

No hay comentarios: