Subí las escaleras hasta su casa. Intentó cogerme de la mano, pero me aparté. De hecho ni siquiera sabía por qué estaba ahí. Me asomé a su ventanal y vi mi amada ciudad y no quise mirar más a mi alrededor.
Mi triunfo fue mi pérdida porque fracasar es lo más grande que me ha ocurrido nunca. He conquistado la pérdida, y la he ganado para mí. Haré de ella mi bandera y recorreré mi camino. En silencio. Como cuando miraba por la ventana y cuando le aparté de mi lado.
Probablemente aún se está preguntando por qué lo hice
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