domingo, 4 de septiembre de 2011

Dueños de nada, fue el inicio, 13 días antes, de mi propia revolución personal. Cuando todos nos levantamos, yo tuve la suerte de haber estado haciendo mis reflexiones, y ordenando mis ideas. Cuando llegó el momento, no dude, porque ya lo había pensado. Y fuimos de los primeros. Tuvimos la suerte de verlo todo.
Yo tuve la suerte de llorar de rabia y también de emoción. De sentir la adrenalina corriendo por mi cuerpo mientras mis dedos tecleaban, y mis ojos lo devoraban todo. De sentirme tan viva que parecía que el suelo giraba. De vivir experiencias maravillosas. De maravillarme y asustarme. Pero sobre todo, de sentir.
Porque todo esto, va de sentir. Nunca ha tratado de otra cosa. Y yo no voy a soltar ninguna arenga. Eso me lo guardo.




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