Mis cicatrices me recuerdan. Que no puedo ir más allá. Que hay un límite para todo. Que hay un límite para la genialidad, para el amor, para la soledad. Hay un punto donde el camino se acaba, y hay una pared. Puedes cambiar tu dirección, o retroceder.
Pero en el mismo sitio donde se acaban las líneas de las cicatrices en mis muñecas, es donde acaba la esperanza. Es donde me doy la vuelta y me voy. Es cuando vuelvo a casa.
En el romanticismo, siempre volvían a casa
En Hegel, es el dolor esa negatividad que mueve al mundo.
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