Estoy en mi castillo. El mar se acercó un día, y lo arrasó. Poco a poco, con buenas intenciones, la marea subía. Yo pensaba "qué bien, cada vez tengo más cerca la playa. Tendré que andar menos para nadar". No me hizo mucha gracia cuando el agua llegó a las puertas. Pero pensé "ey, te encanta nadar". Y nadé mucho.
Me hizo un poco menos de gracia cuando mis habitaciones se inundaron, y mis objetos personales fueron violados por el agua salada. Estaba nadando, y cuando vi mis libros mojados, me enfadé.
Así que subí a la torre. Que era lo único que me quedaba. Me sentí muy segura, porque el agua estaba 10 metros por debajo de mí. Qué contenta estaba. Además, era divertido ver el mar desde arriba.
Después de un par de horas entretenida, caí en la cuenta. ¿Y si el agua seguía subiendo?
Ya no veía tierra.
Me aparté el pelo de la cara y pensé "Voy a esperar un poco más"