Te apagas
Y me obligas a sentarme frente a ti, y ver como te pierdes en tu mente,
Me obligas a observar y aceptar con una sonrisa que ya nunca sabrás quien soy, que nunca me escucharás, que serás incapaz de quererme.
Y yo me siento, pero no sonrío. Me siento frente a ti, y miro hacia otro lado. Y me reprochas que no te mire.
¿No entiendes que me duele tanto, que te quiero tanto que no puedo mirarte? ¿No te acuerdas, que cada uno de mis pasos eran para ti? ¿No te das cuenta, de que siempre viviré atada a tu sombra, incluso después de tu muerte, que siempre te admiré, que aunque no quiera soy la persona que más te quiere?
Y poco a poco, sin siquiera una onomatopeya, sin un chas!, ni un click!. Así, del modo que a mi no me gusta, sin drama ni concierto, se apaga tu luz. Y yo ahí sigo, sentada frente a ti, preguntándole al aire, y esperando en silencio, y pidiendo por favor, sin tener a quien pedirle nada.
2 comentarios:
Desayuno, de Jacques Prevert
Gracias, me hs gustado mucho
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