En dos horas tengo un examen. y no puedo estudiar. Todos los nervios de que sea un examen oral se traducen en retortijones, y sin embargo, a pesar de sentirme presionada, no puedo dejar de pensar en los significados que se me perdieron la primera vez que leí la metamorfosis de Kafka, y pensar que la quiero volver a leer para esta vez, escribir mis impresiones.
Me encanta ese libro, pero tengo la impresión de que no puedo decir que me encanta sin hacer un exhaustivo examen de su contenido. La metodología de la carrera me ata de tal manera, que las cosas ya no me pueden gustar sin más, sino que me veo obligada a preparar mis argumentos para una posible batalla dialéctica por defender aquello que me gusta.
Conclusión 1: La vida es tan compleja como tú la quieras hacer
Conclusión 2: Que ganas tengo de comerme ese mono
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