jueves, 13 de septiembre de 2012

Me he arrastrado hasta aquí después de meses de negar la realidad. He pasado toda mi vida negándosela a los demás, pero nunca me la había negado a mí. Cuando te niegas las cosas es porque crees que si no las miras, no sucederán.
Si no miro la corriente, el río pasa tan rápido que en cuanto parpadee vendrán nuevas cosas. Pero no vienen, o, al menos el tiempo se ha ralentizado.
La bruma en la que viví durante unos pocos años ha vuelto. Por circunstancias, no puedo escapar a ella. No es una decisión que yo pueda tomar.
Pero quiero volar. No quiero las cadenas. Las cadenas siempre están acechando, y siempre salgo airosa. Pero ahora no. Este país te hace daño. Las personas te hacen daño. La vida te hace daño.

No puedo seguir usando metáforas porque estoy tan encadenada que no puedo llegar hasta la imaginación. No puedo ser yo porque ser yo hoy en día implica ignorar mis responsabilidades. Puede que nunca haya sido tan infeliz como lo soy hoy.

Y solo me queda una cosa
La esperanza de que el dolor, como siempre he dicho, te haga crecer