Pero nos encanta llenarnos la boca con términos que expresen una angustia que sentimos producto del aburrimiento. Los postmodernos sabían de eso. Tú dices que buscas la felicidad, y no es así. Buscas deleitarte con tu tristeza y hastío. Si, leelo, y admítelo. No pongas excusas. A mi también me pasa.
Pero no te preocupes. Las categorías ontológicas de lo que es el bien y el mal se derrumbaron hace tiempo, y hagas lo que hagas, la respuesta será un profundo encogimiento de hombros.
Porque en mi lista de prioridades, el dolor está antes de la felicidad.