Después de renunciar a. lo que queda es menos que cero. Lo que esperas es un a vida o muerte, y tienes el pacífico sosiego de un domingo desilusionado. De calor de invernadero, como decía Sabina.
Y es que no quiero los raíles.
Quiero que en el hilo del futuro, mis lágrimas sean abundantes porque mis sentimientos hayan sido intensos.
No quiero ser normal, no quiero tranquilidad.
Si es necesario, quiero desangrarme más
Hacer de la tristeza mi bandera
Y de la lucha una necesidad
Pero, como decía Sabina también, lo que quiero es que mueras por mí.
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